jueves, 28 de mayo de 2015

Booktube de 'El vergonzoso en palacio', de Tirso de Molina

          Aquí os dejo mi primer vídeo como Booktuber, donde reseño la comedia perteneciente al subgénero de comedias palatinas, El vergonzoso en palacio, de Tirso de Molina. Esta obra fue publicada por primera vez en Barcelona junto con novelas, comedias y poesía lírica, en la obra miscelánea Los cigarrales de Toledo, en 1624.

            La creación literaria de Tirso de Molina desarrolla uno de los temas más interesantes de este tipo de comedias: el del plebeyo que sueña con el ascenso social y finalmente descubre que es de origen noble: 

«MIRENO: Considero algunos ratos / que los cielos, que pudieron / hacerme noble, y me hicieron / un pastor, fueron ingratos; / y que, pues con tal bajeza / me acobardo y avergüenzo / puedo poco, pues no venzo / mi misma naturaleza. […] Del mismo modo entre la encina y roble, / criado con el rústico lenguaje / y vistiendo sayal tosco, he vivido; / mas despertó mi pensamiento noble, / como al caballo, el cortesano traje: que aumenta la soberbia el buen vestido.»[1]

            Asimismo, también vemos otro tema recurrente, como es el del amor que sufre una dama noble por su secretario, el cual posee, o cree poseer un rango social más bajo:

El vergonzoso en palacio es un traslado en el sentido que muestra los problemas humanos que superan el tiempo y el espacio: el amor, el narcisismo, la vergüenza, la crisis de identidad, la injusticia de un castigo no justificado y el sufrimiento, la igualdad social en el casamiento, el desempeño de un papel y la decepción cuando no se logra la meta de uno […] pinta las flaquezas de la raza humana no sólo en cuanto a la acción exterior, sino también a la interior que tiene lugar en la mente de los personajes.[2]






¡Espero que os guste y que leáis la obra!



[1] Tirso de Molina, El vergonzoso en palacio, ed. Everett Hesse, Cátedra, Madrid, 2010, pág. 51, 61.
[2] Everett Hesse, Intr. a El vergonzoso en palacio, Tirso de Molina, Cátedra, Madrid, 2010, pág. 30.  

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