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miércoles, 29 de abril de 2015

I Simposio Canario de Minificción

In memoriam Osvaldo Rodríguez Pérez (1944-2015)


         Los congresos, los simposios, los seminarios, e incluso los clubes de lectura son de gran utilidad para la formación académica y profesional que muchos debieran tener. Durante toda mi vida como estudiante (no hablo como profesional, porque todavía no he tenido la suerte de trabajar), siempre me ha gustado asistir a numerosas ponencias, conferencias y charlas, tanto de lengua como de literatura. «Jornadas de Lingüística», «Congresos de nuevos investigadores», «Seminarios sobre poesía mexicana», etc. Todo ello ha hecho que mi formación crezca cada vez más, y me ha ayudado a tener una visión más crítica sobre los temas tratados en estos encuentros, donde los protagonistas son la lengua y la literatura.
           
        Por todas estas razones, a lo largo de esta entrada hablaré de un simposio al que me gustaría asistir, aunque mi economía no lo permita. Se trata del I Simposio Canario de Minificción- In memoriam Osvaldo Rodríguez Pérez (1944-2015).
          Dicho simposio tiene previsto realizarse en la Universidad de La Laguna (España), del 25 al 27 de noviembre del presente año, versando sus principales investigaciones sobre la literatura minificcional en Canarias, algo que me parece muy interesante, sobre todo para su aplicación en la didáctica de la lengua y la literatura en secundaria.

            Sus líneas temáticas son las siguientes:

-          Géneros y autores de la minificción literaria. Teoría e historia.
-         Los precedentes históricos de la minificción y sus formulaciones modernas: anecdotarios,   fabularios, bestiarios…
-          La minificción literaria y audiovisual en Canarias. Creación e investigación.
-          La minificción literaria en otras lenguas.
-          Aspectos editoriales de la minificción literaria.
-          La minificción audiovisual y cinematográfica.
-          Lo mínimo en otras artes
-          Las dinámicas de lo «mini» en lo «micro» como fenómeno sociocultural


            Creo que es muy importante conocer el origen de las minificciones[1], además de las microficciones, haciendo referencia a lo acontecido en la realización de las mismas, sobre todo, lo contado a través de la literatura hispanoamericana, la literatura peninsular, la narrativa, y la literatura del siglo XX, materias que recoge este congreso.
           
            Siguiendo las palabras de la Catedrática de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Alicante, Carmen Alemany:

En ocasiones pienso que a la narrativa actual -a la escrita en español me refiero- le falta vivacidad, cierto atrevimiento, la valentía de acometer lo inesperado con historias en las que el que lee quede conmovido. No me estoy refiriendo necesariamente a que se prescinda de lo real, que tan necesario e ineludible es a la literatura, sino que el texto actúe como metamorfosis, como acicate que inquiete y perturbe al lector. [2]   

            En esta afirmación se basa mi interés por asistir a este congreso que se realizará, del 25 al 27 de noviembre de 2015, en la Universidad de La Laguna (Las Palmas-España).

            Adjunto a esta entrada, dejo la dirección donde se da toda la información relevante, tanto para asistir, como para proponer ponencias sobre las materias que arriba se mencionan.



[1] Sus raíces se encuentran en las vanguardias.
[2] Carmen Alemany Bay, «Apuestas de la escritura, apuestas del yo, apuestas de Cecilia Eudave», Intr. a En Primera Persona, Cecilia Eudave, Madrid, Ediciones Amargord, 2013, pág. 9.

jueves, 23 de abril de 2015

Sociedad pícara desde el s. XVI

            El Renacimiento es el tiempo en el cual se trasladan las ideas platónicas a las artes de la época. Dichas artes están obligadas a ofrecer la realidad; por ello, hay modelos idealizados de la belleza.
            A lo largo de todo este período literario e histórico, encontramos numerosos autores y sus obras, en muchas de las cuales nos deleitamos con la visión. casi real, de lo acontecido en la España del s. XVI.

            Un ejemplo de ello es la obra precursora de la novela picaresca: El Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, de autor anónimo: «Nos falta un testimonio firme que asegure, sin lugar a dudas, la paternidad del Lazarillo; y ese testimonio todavía no ha aparecido.»[1]

            En ella se narra la acción de su protagonista de una manera autobiográfica: «El Lazarillo se presenta, así, como una autobiografía real en la que autor y personaje se identifican. Toda autobiografía es una narración retrospectiva: un pasado se cuenta y juzga desde el presente»[2]. Dicha narración, dividida en «VII Tratados», se extiende desde el momento del nacimiento del pícaro, hasta que alcanza la edad adulta. A lo largo de todo el desarrollo de la obra podremos ver distintos lugares y distintas edades de la vida de Lázaro.

            Una de las características más llamativas de esta obra es que nunca antes en la literatura se había visto un personaje marginado por la sociedad, personaje que podríamos definir como «antihéroe». Además, este tipo de protagonista no es buen ejemplo para nadie, excepto para sí mismo. Al contrario, es un «contraejemplo» que nunca deberíamos imitar. 

            Aquí os dejo un enlace de Slideshare que puede resultar de utilidad para, por lo menos, realizar una introducción a la época renacentista, pero sobre todo, a una de sus obras más reconocidas.







[1] Alberto Blecua, Intr. a Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, Castalia, Madrid, 1975, pág. 44.
[2] Ibidem, pág. 23.