lunes, 16 de marzo de 2015

Seamos ProfeTICs

En primer lugar, quiero, con esta nueva entrada del blog, romper una lanza en favor del nombre del mismo. No es un juego de palabras absurdo ni una cáscara hueca donde nos incluyamos un nutrido grupo de personas con la única intención de que, mediante una denominación graciosa, aprobemos una asignatura.
Es más que eso, y todos en cierta medida somos conscientes de ello. La integración del acrónimo TIC en la apócope que designa nuestro futuro laboral (o eso esperamos) es un proceso ineludible con el que más pronto que tarde vamos a toparnos, una realidad que conjugará dos soportes, el físico y el virtual, e invadirá la totalidad de los órdenes de la vida tal y como la conocemos. No digo que esto sea ni bueno ni malo, sino que a la fuerza nos tendremos que acostumbrar a que los niños (del mundo occidental) ya no nazcan con un pan bajo el brazo, sino con un Ipad.

Tampoco quiero dibujar un futuro apocalíptico, como sugieren las nuevas corrientes de la ciencia ficción (véase la serie televisiva Black Mirror o la película Her), puesto que la evolución en el campo tecnológico es incierta a la vez que desconcertante: la realidad siempre acaba superando a la ficción.
A lo que voy. Como futuros profesionales de la enseñanza, seamos de la especialidad que seamos, nuestra obligación principal va a consistir en ponerle puertas al campo. Si a internet, como parece ser cierto, no se le puede acotar, no se le pueden poner fronteras físicas por su naturaleza digital, vamos a tener que establecer nosotros unos límites morales o éticos que permitan conciliar la libertad virtual sin menoscabar la identidad de la persona como ente físico. Y para ello hace falta educar con y desde la humanidad.
Ha quedado ya obsoleta una asignatura optativa de la ESO llamada Informática. Hace falta que el sistema educativo caiga en la cuenta de que los jóvenes de hoy se construyen a sí mismos a través de la red y de las TIC antes de llegar a configurarse como individuos de plena conciencia en el plano físico o real. Hace falta, en este sentido, realizar un relevo ético a la próxima generación, una transición (término que nos encanta a los españoles), y no propiciar una ruptura generacional en que nos despreciemos recíprocamente.
Debemos ser los guías o los gurús para asegurar un uso responsable, ético, seguro y democrático de las TIC por parte de nuestros alumnos en un futuro. Debemos procurar un camino de convivencia para la naciente raza plenamente tecnológica que estamos creando. Pero, por encima de todo, debemos hacer las cosas bien nosotros (profeTICs: profesores de las nuevas tecnologías y amantes de las profecías) para no tener que echarnos las manos a la cabeza por el hecho de no haber sabido encauzar algo que se nos empieza a ir de las manos: el futuro de nuestra propia especie.

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