El día 23 de abril de cada año se celebra
el Día del Libro, algo que para los filólogos es muy gratificante. Se dedica un
día, de 365, a conmemorar la creación de nuevas vidas y aventuras sobre hojas
en blanco adornadas con tinta.
Pero, ¿por qué ese día y no otro? ¿Qué es
lo que empujó a determinar el 23 de abril como el día de las letras impresas?
Remontándonos
en el tiempo pragmático, hace exactamente 399 años (menos un día), un hombre, que «no
quiso acordarse del nombre del pueblo o de la aldea, pero sí de la inmensidad
de lugares inolvidables.»[1], murió. Sin embargo, nosotros sí
que recordamos lo que significó este escritor para la historia de la
literatura:
Desde el momento mismo de su publicación [de El Quijote], y sin pausa a lo largo de veinte generaciones, una marea de lectores se ha deleitado y conmovido con las aventuras del ingenioso hidalgo, y miles de artistas e intelectuales han encontrado en sus páginas una fuente de inspiración para sus obras, porque don Quijote constituye un referente universal para todos los hombres, cualquiera que sea su origen y cultura.[2]
En efecto, hablamos del manco de Lepanto, de Miguel de Cervantes y Saavedra, más conocido como el padre de don Quijote: «aunque parezco padre, soy padrastro de don Quijote, no quiero irme con la corriente del uso, ni suplicarte [desocupado lector], casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, lector carísimo, que perdonas o disimules las faltas que en este mi hijo vieres.»[3]
Los
datos biográficos sobre este autor no son muy abundantes, aunque hace poco se
conociera el lugar de su sepultura: «Según
este trabajo de investigación, los restos del escritor y de su esposa, Catalina
de Salazar, se encontraban en el subsuelo de la cripta del convento, en el nivel más bajo de enterramiento sobre el
sustrato natural, junto a otros restos de individuos adultos e infantiles, en
la denominada "reducción
número 32".»[4]
Ya
se ha afirmado en numerosas ocasiones que Cervantes, sin dejar de ser un poeta
muy estimable y un dramaturgo de primera fila, destaca sobre todo, como novelista.
Algunos incluso lo consideran el verdadero impulsor de la novela moderna. Y lo
es, claro que lo es. Su gran obra, Don
Quijote de la Mancha, «está en todas las casas. Como la Biblia. Forma parte
de nuestro imaginario vital y de nuestra educación intelectual y sentimental.
Todo el mundo tiene una determinada imagen del Quijote –y de Sancho,- mil veces
reproducidas de todas las maneras, en todos los formatos y sobre todos los
soportes.»[5]. Muchos, incluso, pasan
horas, días, meses y años trabajando sobre esta magnífica obra; pero ellos son
profesionales, apasionados por la figura cervantina y su creación. De modo que,
¿cómo podríamos acercar Cervantes y su mundo a nuestros alumnos?
Gracias
a las Nuevas Tecnologías, sobre todo a Internet, tenemos infinidad de
oportunidades de acceder a lo que más nos interesa. En este caso, para «contactar»
con el s. XVII, siglo en el que El Quijote fue publicado en dos partes, 1605 y 1615, respectivamente, no hace falta ni salir a la calle; basta con teclear
Twitter en nuestro móvil u ordenador,
transportándonos automáticamente al entorno de nuestro querido Cervantes. Sólo
con escribir cualquier término relacionado con el ‘padrastro’ de El Quijote, o acerca de su literatura, será suficiente.
Biografía 'tuitera' |
En
este caso, hablaremos de un perfil ‘tuitero’ de fácil acceso y aportador de
grandes informaciones.
La cuenta @elQuijoteEV fue creada como un «Proyecto
de enseñanza a través de las TIC». En ella podemos encontrar infinidad de
documentos, enlaces y, sobre todo, artículos de interés, de mucho interés,
acerca de lo que acontece sobre la figura cervantina. Además, gracias a los ‘retuits’, recientemente aceptados por la RAE, podremos saber más cosas sobre todo este
tema.
Algo
tan fácil, directo y ameno puede sernos de gran ayuda para hacer que nuestros
alumnos tengan amor por la lectura, como seres quijotescos que somos en un
mundo, también, quijotesco:
Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso, que eran los más del año, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza [...] y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafíos, donde en muchas partes hallaba escrito: «La razón de la sinrazón que a mi razón se hacen de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura.»[6]
[1] «En un lugar de la Mancha», José
María Barreda Fontes, «En un lugar de la Mancha. En un lugar del ingenio. En un
lugar de la historia. En un lugar de la biblioteca», José María Barreda en Intr. a Don Quijote
de la Mancha, Miguel de Cervantes, Biblioteca IV Centenario, Castilla-La
Mancha, 2005, pág. 7.
[2] «En un lugar del ingenio», José
María Barreda Fontes, op. cit., pág. 9.
[3] Miguel de Cervantes, «Prólogo» a
Don Quijote de la Mancha, op. cit., pág.
37.
[5] «En un lugar de la biblioteca»,
José María Barreda Fontes, op. cit., pág.
11.
[6] Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, ed. Biblioteca
IV Centenario, Castilla-La Mancha 2005, pág. 49.
Hermosa entrada, comparto con ustedes una lista de reproducción que propuese desde la biblioteca de mi colegio, el Instituto San Buenaventura de la ciudad de Río Cuarto, Córdoba, Argentina. Felices 400 años del Quijote. Les recomiendo la edición de la Rae con la adaptación de Arturo Pérez Reverte para las escuelas. Saludos allende los mares.
ResponderEliminarhttps://soundcloud.com/bibliosanbue/sets/iv-centenario-de-la-2-parte